Milán, 27 de noviembre de 1796, las tres de la tarde
Llego a Milán, entro corriendo en tu apartamento, he dejado todo para verte, para tenerte en mis brazos. No estás aquí. Te vas corriendo a las ciudades en las que se celebran festividades, me abandonas cuando llego, ya no te preocupas por tu querido Napoleón. Tu amor por él fue un capricho, la inconstancia hace que te sea indiferente. Acostumbrado a los peligros, conozco el remedio para las preocupaciones y los males de la vida. El infortunio que me abruma es incalculable, tenía el derecho a que se me ahorrase esto. Estaré aquí hasta el nueve por la tarde. No te apures, corre tras los placeres: la felicidad está hecha para ti. El mundo entero está encantado de complacerte, y sólo tu marido es muy, muy infeliz.
Bonaparte
Llego a Milán, entro corriendo en tu apartamento, he dejado todo para verte, para tenerte en mis brazos. No estás aquí. Te vas corriendo a las ciudades en las que se celebran festividades, me abandonas cuando llego, ya no te preocupas por tu querido Napoleón. Tu amor por él fue un capricho, la inconstancia hace que te sea indiferente. Acostumbrado a los peligros, conozco el remedio para las preocupaciones y los males de la vida. El infortunio que me abruma es incalculable, tenía el derecho a que se me ahorrase esto. Estaré aquí hasta el nueve por la tarde. No te apures, corre tras los placeres: la felicidad está hecha para ti. El mundo entero está encantado de complacerte, y sólo tu marido es muy, muy infeliz.
Bonaparte
Enanooo!
ResponderEliminarPobrecito... lo dejaron sólo... jaja
ResponderEliminarNo logra conmoverme...