martes, 11 de octubre de 2011

"Este pedazo de pasado que soy yo"


JULIO CORTÁZAR A EDITH ARON



Un fragmento de la carta que Julio Cortázar le escribe a la que
se transformaría en la "Maga" de su libro Rayuela.

"Querida Edith: No sé si se acuerda todavía del largo, flaco, feo
y aburrido compañero que usted aceptó para pasear muchas
veces por París, para ir a escuchar Bach a la Sala del Conservatorio,
para ver un eclipse de luna en el parvis de Notre Dame, para botar
al Sena un barquito de papel, para prestarle un pulóver verde
(que todavía guarda su perfume, aunque los sentidos no lo perciban).

Yo soy otra vez ése, el hombre que le dijo, al despedirse de usted
delante del Flore, que volvería a París en dos años. Voy a volver
antes, estaré allí en noviembre. ( ... ) Pienso en el gusto de volverla
a encontrar, y al mismo tiempo tengo un poco de miedo de que usted
esté ya muy cambiada, ( ... ) de que no le divierta la posibilidad de
verme. ( ... ) Por eso le pido desde ahora y se lo pido por escrito
porque me es más fácil ( ... ) que si usted está ya en un orden
satisfactorio de cosas, si no necesita este pedazo de pasado que
soy yo, me lo diga sin rodeos. ( ... ) Sería mucho peor disimular un
aburrimiento. ( ... ) Me gustaría que siga siendo brusca, complicada,
irónica, entusiasta, y que un día yo pueda prestarle otro pulóver."

Edie Sedgwickdie


A Edie Sedgwickdie la han catalogado como la mujer que convirtió en arte su propia autodestrucción. Icono pop de los 60’s, actriz, modelo, “party girl” y “superstar”.

-Fue una gran musa para Andy Warhol, con la cual filmó varias películas.
-Bob Dylan escribió sobre ella en “Like a Rolling Stone”. Catalogada la mejor canción de todos los tiempos. 
-Lou Reed (The Velvet Underground) escribió una canción sobre ella a pedido de Warhol, y así nacío otra hermosa canción de los 60's"Femme Fatale".


Edie nació en 1943 dentro de una familia de la alta sociedad estadounidense, donde podían comprar de todo, pero donde nunca pudieron comprar la felicidad. Desde pequeña, ella y sus hermanos, sufrieron constantes abusos por parte de su padre. A tal punto que dos de ellos luego se terminarían suicidando.
Edie fue una de esas pobres niñas millonarias que buscaría su lugar en el mundo, y una “familia”, derrochando el dinero de sus padres como manera de demostrar su falta de amor.
Solo viajaba en limosina con sus amigos, y todos vivían de fiestas en fiestas. Las orgías, las drogas y alcohol dominaban su vida.

Ya siendo una joven mujer, y luego de intentar estudiar arte, se dirigió a Nueva York a buscar suerte como actriz. No le costó mucho poder entrar en la noche y en el jet set de la gran manzana. De esa manera conoce a Andy Warhol.



La relación que ambos tuvieron fue tan rara, que para cualquiera seria difícil de explicar. Ellos se conocieron y desde ese momento se volvieron inseparables. Se mimetizaron uno del otro.
En ese momento Edie pasa a ser una “superstar underground”. Y se trasforma en el centro de las fotografías y películas del artista pop. Paticipó en “Poor Little Rich Girl”, “Restaurante”, “Face” y “Afternoon”, entre otras.

En poco tiempo son la pareja más famosa de esos días y todos los recibían como verdaderas estrellas del rock. Todos querían estar con ellos. Bob Dylan fue uno de ellos, y tuvo una relación amorosa intensa con ella.

Edie ya era adicta a las anfetaminas. Llegaba tarde a las grabaciones y esto empezó a molestar a la gente de la Factory, sin contar, que no podía hacer ningún aporte artístico. Edie era solo una modelo y poco podía aportar al arte de Warhol. Esto fue marcando distancia entre los dos.


Luego de quemar su departamento, por quedarse drogada con un cigarrillo en la cama, se va a vivir al Hotel Chelsea. En ese hotel vivió con su gato "Smoke" (hijo del gato de Dylan), comienza a salir con Bob Neuwirth (amigo de Dylan) y se hace adicta a la heroína.
Y auque parezca mentira, termina quemando la habitación del hotel. Nuevamente el fuego casi le quita la vida.

Edie atravesaba una etapa de su vida muy crítica. Recorría hospitales y centros psiquiátricos. Se escapaba para conseguir drogas y vivir de fiestas y orgías, hasta que la volvían a internar.
En una de esas internaciones conoce a Michael Post. Él era un buen amigo que había acudido en su rescate más de una vez. No tenían sexo, a pesar de que él estaba enamorado. De esa manera conquistó su corazón y el 24 de julio de 1971 se casaron.


4 meses más tarde, Michael la encontró muerta en la cama al despertar por la mañana. Edie solo tenía 28 años.



"HOW DOES IT FEEL
HOW DOES IT FEEL
TO BE ON YOUR OWN
WITH NO DIRECTION HOME
LIKE A COMPLETE UNKNOWN
LIKE A ROLLING STONE?"

Simonetta Vespucci


Las musas son personajes mitológicos que inspiraban a los artistas en la antigüedad. Pero fueron mujeres reales las que inspiraron la creación de las mismas.
Simonetta Vespucci era una de ellas. Fue la gran musa del renacimiento italiano. Inspiro a Botticelli, Leonardo da Vinci, Piero di Cosimo, entre otros. Pocas mujeres pudieron inspirar a tantos artistas en tan pocos años de vida.
Ella es la Venus de “El nacimiento de Venus” de Botticelli.


"El nacimiento de Venus" de Sandro Botticelli

Simonetta nació en Genova en 1453 y a los 15 años se casó con Marco Vespucci (pariente de Américo Vespucio). Ahí entró en una de las familias más prestigiosas de Europa y sobre todo de la ciudad de Florencia.
Florencia estaba gobernada por la dinastía Médici, y en una de sus grandes fiestas, ambas familias se encontraron. Todos quedaron deslumbrados por su belleza y su juventud. Pero un hombre, que trabajaba como pintor para los Médici, quedo enamorado y fuertemente inspirado. El era nada más y nada menos que Sandro Botticelli.
Pero a Sandro no le sería tan fácil conquistarla. Con semejante belleza tendría una fuerte competencia, sin contar, que estaba casada.


Dos retratos de Simonetta por Boticcelli.

Una tarde Giuliano de Médici organizó una justa en nombre de ella, y apareció en escena portando una bandera con su rostro con un yelmo a lo Atenea. Notablemente Giuliano mostraba intereses sobre la joven. Pero no pinto él la bandera, sino su empleado, el enamorado Botticelli.
Al finalizar la justa, y como era de esperarse, sale campeón Giuliano de Medici y la nombró a Simonetta “La mujer mas bella de la Toscana”. Pero nadie se imaginó que luego de recibir ese titulo, solo le quedaría un año de vida. La tuberculosis se apoderaría de ellas, como lo hizo con gran parte de la población de Europa en esos días.
Retrato de Simonetta por Piero di Cosimo

Hasta el mismísimo Lorenzo de Médici escribió sobre ella en sus memorias:

“Su cutis era extremadamente claro, pero no pálido; rosado, pero no rojo. Su porte era serio, sin ser severo; dulce y placentero, sin asomo de coquetería o vulgaridad. Sus ojos vivos, no manifestaban arrogancia ni soberbia. Su cuerpo era finamente proporcionado, y entre las demás mujeres aparecía de superior dignidad y, no obstante, libre de toda clase de formalidad o afectación. Paseando, bailando o en cualquier otro ejercicio que revela toda persona, se movía con elegancia y propiedad. Sus sentimientos eran siempre justos y sorprendentes, tal y como he tratado de revelar con mis sonetos. Siempre hablaba cuando era conveniente y dando opinión tan acertada, que no se podía añadir o quitar a lo que iba diciendo.”


"La primavera" de Botticelli confirma más su admiracion por ella. Todas las mujeres de la obra se parecen notablemente a ella.

Lo interesante es que la tuberculosis, en su etapa terminal, cuando no se le da tratamiento alguno, como ocurría en esos tiempos, produce la denominada “belleza alabastrina”, que afina las facciones, alarga las pestañas y torna la piel de una palidez y suavidad “sobrenaturales”, lo cual hizo aún más bella a Simonetta en sus últimos momentos.
Es esta la estética que inmortalizo Botticelli en todos sus cuadros donde aparece ella. Era una belleza ligada a la muerte. Luego el mismo Botticelli afirmaría aún más su enamoramiento pidiendo que cuando él muera, lo enterraran a los pies de su tumba.

Simonetta Vespucci murió el 26 de abril de 1476 con tal solo 22 años. Pero seguirá viva su belleza, para inspirar a otros artistas, gracias a que Botticelli la inmortalizó para siempre en sus obras.
"Venus y Marte"- Nuevamente Venus es notablemente parecida a ella.


Todas las mujeres son Simonetta. Pero no por parecerse a ella o no, porque en verdad no sabemos como era, solo sabemos como Botticelli la veía. Esos son ojos de enamorado y ahí está la clave. 
Por eso todas son Simonetta, porque toda mujer puede marcar los cánones de belleza de una época, ante los ojos de un hombreenamorado.


Morir de amor


Rafael Sanzio fue uno de los hombres del renacimiento. Su vida estuvo plagada de reconocimientos artísticos, monedas de oro, mujeres y obras que perdurarán por siempre. Sin embargo la causa de su muerte fue lo que más llamó la atención a sus biógrafos. Murió a los 37 años de “exceso de amor”.
El autor de la escuela de Atenas era el candidato soñado por las jóvenes de la aristocracia romana, y por sus padres, obviamente. Era acosado, diariamente, por nobles que le ofrecían a sus “decentes y pulcras” descendientes. Pero a Rafael no le interesaban estas hijas de la alta sociedad con caros vestidos y cuellos de perlas, prefería a la hija de un simple y humilde panadero, que había logrado conquistar su frágil corazón.
Ella era Margherita Luti, y era conocida como “La Fornarina”. Rafael estaba enamorado de ella. Tan enamorado, que en una ocasión, su querido amigo Agostino Chigi le encargó un trabajo fuera de la ciudad, y al darse cuenta que no podía estar sin ella, lo convenció para que les pagara el viaje a los dos.
No obstante fue un amor reacio a la exposición social. Las malas, y envidiosas, lenguas la acusaban a ella de haber sido una conocida  mujer de “vida fácil”. Y a su vez,  él estaba “comprometido socialmente” con la sobrina de un prestigioso Cardenal. Rafael era un hombre de mucha fe y con una fuerte relación con la iglesia, y por eso no pudo negarse. Pero nunca consumo esa relación por amor a Margherita.
A pesar de todos estos impedimentos, Rafael no iba a dejarla, ya que moría de amor por ella. Pero morir de amor para Rafael, no era solo un dicho romántico, si no un verdadero presagio. Rafael fue uno de los pocos que logró convertir esa frase en un hecho.
Los médicos atribuyeron su muerte, el 6 de abril de 1520, a una noche de práctica excesiva de sexo con su amada. Murió literalmente de amor.
Cuatro meses después, Margherita Luti, se retiró al convento de Santa Apolonia Trastévere para convertirse en monja, donde permaneció allí  hasta su muerte.

Martina de Cespedes


Las invasiones inglesas seguramente son para muchos solo una etapa en nuestra historia. Una etapa de guerra, muerte y nacimiento del espíritu de emancipación.
Pero también hay otras historias dentro de los intentos de colonización inglesa de 1806 y 1807 sobre Buenos Aires. Hay historias de mujeres heroicas e historias de amor entre soldados ingleses y criollas. La historia de Martina de Céspedes engloba ambas.

El 5 de julio de 1807, durante la segunda invasión inglesa, un grupo de ingleses marchaba por las calles del sur rumbo la iglesia Nuestra Señora de Belén (actual San Pedro Telmo), y del hospital de los Bethlemitas (hoy Museo Balvé), a los que consideraban de gran valor estratégico.

En el trayecto los británicos, como era muy común, aprovechaban para interrumpir en casas y pulperías en busca de alimento y alcohol. Seguramente muchas de aquellas casas y pulperías que fueron saqueadas, estaban abandonadas por sus dueños. Pero una de ellas no, había una que no cerraba ni en medio de una guerra.

En la actual calle Humberto Primo al 355 (frente a la iglesia de San Telmo) se encontraba la casa-pulpería de Martina de Céspedes de 45 años y de sus 3 hijas, que según el doctor Maroni:“…estas jóvenes eran de físico muy agraciado y gozaban de demasiada popularidad”.

Los ingleses no pierden de vista este nuevo resiento para seguir emborrachándose gratis, y le exigieron más alcohol a Martina. Muy valientemente ella les dice que sí pero con una condición, que entren de a uno porque eran 4 mujeres solas. Los ingleses, en muestra de su característica caballerosidad, aceptan. Pero claro, Martina y sus hijas tenían otros planes.

Los ingleses iban entrando de a uno y les servían alcohol hasta quebrar. Luego las mujeres les quitaban sus arman, los golpeaban en la cabeza, los ataban y los encerraban en un cuarto. Así lo hicieron con 12 soldados ingleses.

Finalmente la guerra termina con los ingleses rindiéndose ante Liniers, Alzaga y los vecinos de Buenos Aires.

Martina de Céspedes corre en busca de Liniers para infórmale que tenía 12 prisioneros ingleses en su casa. Liniers se sorprende ente tal acción por parte de 4 mujeres solas y desarmadas y va a buscarlos. Pero al llegar las hijas solo entregan a 11 ingleses. Josefa Céspedes, la más pequeña de las 3,  se había enamorado de uno de sus ingleses prisioneros. Ambos enamorados, se terminan casando en Buenos Aires.

Doña Martina Céspedes fue nombrada “Defensora de Buenos Aires” por su actuación durante las segundas Invasiones Inglesas del 5 de julio de1807. Le fue concedido el grado de Sargento Mayor del Ejército con goce de sueldo.

Era muy común que soldados ingleses desertaran de su ejército. Muchos eran adolescentes que lo único que hacían era viajar por el mundo peleando y peleando por una Inglaterra imperialista. Po eso era de entender que al llegar a tierra, a un lugar que bonito, tranquilo, de buena vida y con bellas mujeres, los tentara en quedarse y echar raíces.

Se calculan que más de 10 soldados ingleses desertaron de su ejército durante las invasiones inglesas de 1806 y 1807. Ellos vinieron con el ímpetu de conquistar y terminaron siendo ellos los conquistados, ya sea por la belleza de nuestra tierra o de nuestras mujeres.

El Rapto


Antes el casamiento era utilizado para que dos familias, o dos reinos, sellaran un contrato político-económico. Obviamente estos chicos no se casaban por elección, y menos por amor, se casaban por decisión de sus padres. Esto era normal y bien visto. Solo los padres decidían con quien se casaban sus hijos.
Pero había algunos jóvenes “rebeldes” que no les  agradaba mucho este asunto de no elegir con quien casarse. Muchos jóvenes enamorados, que no conseguían la aprobación de los padres se escapaban. Por lo tanto se buscó una manera legal para detener a estas parejas de enamorados. La idea era ver estos actos como un delito, para lo cual se lo calificó como: Rapto

Definición:

El rapto es el delito en el cual se sustrae o retiene a una persona por medio de la fuerza, intimidación o fraude, con la intención de menoscabar su integridad sexual.

Pero no siempre fue la misma definición. Lo interesante es ver como en la historia, la definición de rapto, se fue moldeando para que estos jóvenes enamorados entren en esta categoría de delito.

“En la antigüedad el rapto era considerado el robo de una mujer, y consistía en sacar a ésta de su casa o del lugar donde normalmente se encontraba para llevarla a otro custodiado por el raptor, esto con el fin de casarse con ella.
El rapto podía ser por fuerza o por seducción. El primero consistía en llevarse a la mujer con violencia y contra su voluntad; el segundo era cuando la mujer no ponía resistencia y además era consciente del rapto y, para que accediera al rapto, el raptor utilizaba promesas y halagos.”

Es gracioso ver como la opción de rapto por seducción se consideraba rapto. La mujer no se resiste y es conciente, pero igual sigue siendo rapto. Claramente estos eran los casos de amor, donde los enamorados se escapaban para poder estar juntos.

“En el reinado de Constantino (311-337 d. C.), se agravan las penas y el rapto se castigaba con la pena de muerte para quien hubiera cometido la falta, y si la mujer raptada había consentido en el delito, la pena también era aplicada en ella.
En el caso de que los padres de la mujer hubieran capturado al hombre que se robó a su hija, el criminal debía quedar bajo el poder y servicio de éstos o de la mujer misma, no pudiéndose casar con ésta; y si fuera el caso de que ya lo hubieran efectuado, ambos debían morir.”

En las penas se nota perfectamente cuando eran raptos o parejas escapando. Si el castigo era matar a ambos, claramente eran enamorados huyendo, o no sería justo para la pobre mujer que encima fue raptada.

“Si la pareja que había contraído ya matrimonio lograba huir y obtenían la protección del obispo refugiándose en la iglesia, y aún así eran detenidos se les permitía vivir, pero ambos, serían siervos de los padres de la mujer que fue llevada por la fuerza, aunque fueran los padres de la mujer raptada los que tuvieran a su propia hija como sierva.”

Nuevamente un castigo absurdo y sin sentido para una mujer que supuestamente fue raptada. Claramente son castigos para casos de enamorados escapando de sus padres. El castigo es ambos sean sirvientes de los mismos. Una manera más de desalentarlos.

“Para la iglesia el rapto era un crimen por el cual se llevaba o se robaba a una mujer en contra de su voluntad, con violencia o por seducción y contra el deseo de sus padres o tutores con el fin de casarse.”

Aquí aparece un detalle que no es para nada menor. La iglesia coloca la palabra casamiento en la definición de rapto como objetivo principal del mismo.

Durante el siglo XVII observaron que en varias ocasiones el rapto se había cometido con el consentimiento de la mujer y, además, ésta aceptaba tener relaciones sexuales con su raptor. Pero fuera de que la mujer hubiera aceptado el contacto sexual de forma voluntaria o no, la Iglesia no perdonaba el rapto, por lo que se seguía considerando un pecado mortal.
Los raptores eran considerados monstruos de la naturaleza y de la religión. Por tal, debían recibir la pena de muerte aún cuando no hubieran empleado la fuerza, sino halagos y promesas, ya que se suponía que la mujer no tenía la capacidad de reconocer el pecado que pudiera cometer, se les consideraba incautas y víctimas del raptor

Así, la iglesia además contempló el rapto no sólo como un delito al que debía aplicársele una pena, sino como un impedimento para que el raptor pudiera casarse con la mujer raptada, para ésta el rapto sólo existía cuando se cometía con la intención de casarse, por lo tanto, la manera de impedir que se siguiera cometiendo, era evitar que el matrimonio pudiera efectuarse. Lo que la Iglesia defendía no era el derecho que tenían los padres sobre sus hijos, sino el derecho que éstos tenían de elegir libremente con quienes deseaban contraer matrimonio.

Los jóvenes enamorados, cuyos padres no aceptaban su relación, escapaban de sus familias, escapaban de ser una propiedad de los padres para poder disfrutar libres de su amor. El precio era cometer el delito de rapto donde ambos iban a ser castigados, hasta con la muerte, si era necesario.
La cantidad de parejas que murieron por su amor es incalculable y nunca lo sabremos.
Pero gracias a que cada vez fueron más los jóvenes que se revelaban ante sus padres y lucharon por su amor, es que la ley y la iglesia se vieron obligadas a cambiar la definición de rapto y su castigo.

Hoy podemos elegir con quien casarnos, y que no sea visto como un delito, gracias a todos ellos.

"El rapto de proserpina" (Bernini)

Detalle

Torre de ladrillos de lágrimas


Todos conocemos el edificio Kavanagh, que queda al 1065 de la calle Florida enfrente a la plaza San Martín en pleno corazón del barrio de Retiro, pero pocos conocen la historia de amor que motivó su construcción.

Corina Kavanagh era una joven millonaria en la Buenos Aires de los años 30, pero que a diferencia de los demás millonarios, no poseía un apellido Patricio. Esto ocasionó que la catalogaran despectivamente como “nueva rica”.
Igualmente a Corina no le preocupaba no poseer un apellido patricio y ser despreciada por la oligarquía porteña, porque ella poseía algo que pocas personas poseen por más dinero y apellido que tengan: Un verdadero amor.

Ella disfrutaba de su hermosa historia de amor, en donde ambos se adoraban, pero en donde también existía un problema, él pertenecía a una familia patricia. Su apellido era Anchorena, familias oligarcas si las hay, y para su madre esta “nueva rica” no era digna de su hijo y de su apellido.

La madre del joven era la famosa Mercedes Castellanos de Anchorena, una de las mujeres más encumbradas de la sociedad porteña y figura de la oligarquía argentina.
Los Anchorena vivían en el actual palacio San Martín que queda en Arenales 761, barrio de Retiro, frente a la Plaza San Martín. Uno de los palacios más lujosos de Buenos Aires en donde, por ejemplo, se realizo el baile del centario en 1916.
Mercedes no iba a permitir que su hijo, y su apellido, quedaran en manos de una “cualquiera”. Hizo todo lo posible para que esta pareja se separada…y lamentablemente lo logró.

Corina se quedó sin su amor, pero no se iba a quedar con las manos cruzadas.

En 1916 los Anchorena mandan a construir la iglesia del Santísimo Sacramento, para utilizarlo como sepulcro familiar. Mercedes la ubicó específicamente frente de su palacio para poder verla a través de su ventana de marcos dorados y cortinas de seda.
Con un gran vestido de venganza mezclado con amor, Corina manda a construir en 1936, el edificio más alto de la ciudad en medio de la casa de los Anchorena y su iglesia, para que nunca más pudieran verla.
A partir de ese momento lo único que podía ver Mercedes a través de su ventana, era el recuerdo de ser la responsable de haber roto una hermosa historia de amor.

Mercedes no pudo vivir un segundo más en su casa, y ese mismo año, se lo otorgó al Estado como sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, que pasó a llamarse Palacio San Martín. Actualmente es sede Ceremonial de la Cancillería.

Corina construyó el edificio, que fue el más alto de Buenos Aires por muchos años, no solo para tapar la iglesia de los Anchorena, sino también para tapar su historia de amor que no pudo ser. Vivió en él hasta que lo vendió en 1948.
La ciudad de Buenos Aires le otorgó, muchos años después, una calle con su nombre al lado de su torre con ladrillos de lágrimas.

"¿Que diré yo si no te tengo junto a mi?"






Mi adorada Manuela :

Recibí tu carta del 29 de Septiembre,
justamente en el momento más
ocupado , ocupación que he dejado de lado
para satisfacerme y atender
tus dulces palabras, que convierten
a mi corazón en un reloj
desacompasado por la nostalgia de no
tenerte entre mis brazos.

Tu sola me has robado el alma y yo
me ocupo solo de pensar en ti.
Nada distrae más mi atención y mis ocupaciones
que el interrogante de tu mirada
sobre mi amor hacia ti.

Que diré yo si no te tengo junto a mi?
Hagamos juntos un propósito!
Que sea a la hora del té, cuando tu te
conviertas a mis pensamientos
y los mios se vayan con los tuyos.
Te gusta? De todas maneras, esta
conexión solo tiene su triunfo en
la esperanza que tengo de regresar
y confundirme con tu aliento.

Tu amante idolatrado, que se muere por ti...!!!



---------------------------------------------------------------------------------------

26 de noviembre de l825

Mi amor: ¿Sabes que me ha dado mucho gusto tu hermosa carta? (…) Lo que me dices de tu marido es doloroso y hermoso a la vez. Deseo verte libre, pero inocente juntamente; porque no puedo soportar la idea de ser el robador de un corazón que fue virtuoso y que no lo es por mi culpa. No sé cómo hacer para conciliar mi dicha y la tuya con tu deber y el mío. (…)
Bolívar
-----------------------------------------------------------------
Abril de 1824

Mi amor:

Estoy muy triste a pesar de hallarme entre lo que más me agrada: entre los soldados y la guerra, porque solo tu memoria ocupa mi alma, pues solo tú eres digna de ocupar mi atención particular.
Me dices que no te gustan mis cartas porque te escribo con unas letras tan grandotas[3]; ahora verás, para complacerte, que chiquitico te escribo. No ves cuántas locuras me haces cometer para darte gusto. Etc, etc.
------------------------------------------------------------------
La Magdalena , julio de 1826

Mi adorada:

¿Con que tú no me contestas sobre tu terrible viaje a Londres???!! ! ¿Es posible, mi amiga? !Vamos! No te vengas con enigmas misteriosos. Diga Vd. la verdad, y no se vaya Vd. a ninguna parte: yo lo quiero resueltamente.
Responde a lo que te escribí el otro día de un modo que yo pueda saber con certeza tu determinación.
Tú quieres verme, siquiera con los ojos. Yo también quiero verte, y reverte y tocarte y sentirte y saborearte y unirte a mí por todos los contactos. ¿A que tu no quieres tanto como yo? Pues bien, esta es la más pura y la más cordial verdad. Aprende a amar y no te vayas ni aun con Dios mismo.
A la mujer UNICA como tú me llamas a mí.

TUYO.

"Ni una carta de tu parte..."







Munich, 19 de diciembre de 1805

Gran Emperatriz, ni una carta de tu parte desde que saliste de Estrasburgo- Has pasado por Baden, por Stuttgart, por Munich, sin escribirnos ni una palabra.
¡Esto no es muy admirable ni demasiado tierno! Yo sigo aún en Brunn. Los rusos se han ido; tengo una tregua. En unos días decidiré lo que debo hacer.
Dígnese desde lo más alto de vuestra grandeza a ocuparos un poco de vuestros esclavos.

Napoleón

...................................................................................................................


Esta carta fue escrita tres semanas antes de que Napoleón se casara con María Luisa de Austria:


21 de abril de 1810

Mi amor, he recibido tu carta del 19 de abril, de muy mal estilo y gusto, por cierto. Yo sigo siendo el mismo. Personas como yo no cambian nunca. No se lo que Eugéne te ha dicho. No te he escrito porque tu no has escrito, y sólo deseo lo que resulte agradable para ti.

Supe, con gran placer que irás a Malmaison y que estás contenta. Me hará muy feliz recibir noticias tuyas así como darte noticias mías. No digo más nada hasta que compares esta carta con la tuya. Te dejo a ti juzgar quién es mejor o más grande amigo, si tú o yo.

Adiós mi amor, que estés bien y se solamente para ti y para mí.

Napoleón

"Junto a tu nombre el dolor es una cosa extraña."




Desde que te conozco, hay un eco en cada rama que repite tu nombre; en las ramas altas, lejanas; en las ramas que están junto a nosotros, se oye. Se oye como si despertáramos de un sueño en el alba. Se respira en las hojas, se mueve como se mueven las gotas del agua. Clara: corazón, rosa, amor...
Junto a tu nombre el dolor es una cosa extraña.
Es una cosa que nos mira y se va, como se va la sangre de una herida; como se va la muerte de la vida. Y la vida se llena con tu nombre: Clara, claridad esclarecida. Yo pondría mi corazón entre tus manos sin que él se rebelara. No tendría ni así de miedo, porque sabría quién lo tomaba. Y un corazón que sabe y que presiente cuál es la mano amiga, manejada por otro corazón, no teme nada. ¿Y qué mejor amparo tendría él, que esas tus manos, Clara?
He aprendido a decir tu nombre mientras duermo. Lo he aprendido a decir entre la noche iluminada. Lo han aprendido ya el árbol y la tarde... y el viento lo ha llevado hasta los montes y lo ha puesto en las espigas de los trigales. Y lo murmura el río...
Clara:
Hoy he sembrado un hueso de durazno en tu nombre




















"El amor por sí, no engendra amor.”


Mariana Alcoforado (1640-1723) fue una monja portuguesa que se enamoró del conde Chamilly, capitán de la caballería francesa.
Ella había sido seducida por él y éste, ingrato y olvidadizo, había partido para Francia dando por terminada su aventura.
Mariana le escribió solo 5 cartas, que describen el desarrollo de un amor imposible.

Primera carta:

“Perdieron mis ojos en los tuyos la única luz que los animaba. Hoy solo le quedan las lagrimas, y no les doy otro empleo que el de llorar, desde que supe que te resolvías a una separación para mi tan insoportable, que pronto me llevará a la muerte…Y con todo, me parece que tengo un no se que de enamorado apego a las tristezas de que tú solo eres causa. Te consagré la vida, desde que en ti se posaron mis ojos, y siento en sacrificarla un místico placer.”


Segunda carta:

“Con harta pesadumbre volví en mí. Era mi dicha, sentí que moría de amor y finalmente me hallaba bien viendo como cesaba de flagelarme el dolor de tu ausencia.
¿Podría satisfacerme una pasión menos ardiente que la mía?
Tal vez encontrarás a otra más hermosa (y con todo me decías en otros días que era bonita) pero no hallarás nunca tanto amor, y lo demás es nada…Adiós, no puedo más. Adiós, ámame siempre y has padecer más a tu pobre Mariana.”



Tercera carta:

“Tu honra te obliga a dejarme… ¿Pensé yo en la mía?
Odio todo lo que estoy obligada a ver y hacer. Todo se me hace insoportable: el convento, la familia, las amistades. Tan celosa me siento de mi pasión, que me parece que todos mis actos, todas mis obligaciones te pertenecen. Sí, tengo escrúpulos de no entregar a ti todos los momentos de mi vida.”



Cuarta carta:

“Hubiese sido menester que en aquellos momentos de suprema felicidad acudiese yo a la razón, para moderar los excesos de mi deleite y para poder anticiparme a los padecimientos actuales. Pero me entregaba toda a ti, amor mío, y no podía detenerme a pensar en cuanto había de ser más tarde la ponzoña de mi entendimiento…Prefiero olvidarte a sufrir más aun. Soy más feliz que tú, porque amo mi propio ser.”


Quinta carta:

“Le amé neciamente. Por usted lo desprecié todo y de todo prescindí. Excesivamente ingenua, le revelé por hechos y de palabra mi arrolladora pasión, olvidando que para hacerse amar es preciso fingir y buscar astutamente los medios de enardecer. El amor por si, no engendra amor.”


"Afortunado por haber encontrado a mi igual"


"Queridísima amiga, auténtica y querida amiga. Por fin solo, para poder charlar con usted. Pensaba en usted, aunque éste no es el término que debo emplear; en realidad seguía en su compañía. Me he apresurado a meterme en la cama y desde la cama le escribo, con un codo sobre la almohada, la cara sobre la mano y un bulto de carillas. ¿Cómo podríamos llamar a esto que ocurre entre nosotros? ¿Felicidad o predestinación? Ocurre que estamos juntos y nos comunicamos nuestras experiencias con una jovialidad natural de criaturas que han vivido juntas años y años. Ningún embarazo frente a nada. Ningún temor de lo que el otro puede pensar de uno. Las cosas tienen sus nombres y por sus nombres las llamamos, y no se da caso semejante de que la coincidencia de las situaciones haya provocado la coincidencia de caracteres. No me canso de pensar en mi buena suerte. Soy realmente un hombre afortunado. Afortunado por haber encontrado a mi igual."

"Tú te llamarás Auxocromo..."


Mi Diego: 

Espejo de la noche. 
Tus ojos espadas verdes dentro de mi carne, ondas entre nuestras manos. 
Todo tú en el espacio lleno de sonidos - En la sombra y en la luz. Tú te llamarás Auxocromo el que capta el color. Yo Cromoforo - La que da el color. 
Tú eres todas las combinaciones de números. La vida. 
Mi deseo es entender la línea la forma el movimiento. Tú llenas y yo recibo. Tu palabra recorre todo el espacio y llega a mis células que son mis astros y va a las tuyas que son mi luz.  


"Debo resignarme a conjugar el verbo amar..."


"Mi querida, aquí estoy recorriendo desorientado las tristes galerías del barco y no volví a Víctor Hugo. Sin embargo, te quiero más que a nadie... Desconsolado canto, fuera de tono, Juan Charrasqueado (pensando que no merezco esa letra, que no soy buen gallo, ni siquiera parrandero y jugador) y visito de vez en vez tu fotografía y tu firma en el pasaporte. Extraño las tardes de Víctor Hugo, el té de las seis y con adoración a Helena. Has poblado tanto mi vida en estos tiempos que si cierro los ojos y no pienso en nada aparecen tu imagen y tu voz. Ayer, cuando me dormía, así te vi y te oí de pronto: desperté sobresaltado y quedé muy acongojado, pensando en ti con mucha ternura y también en mí y en cómo vamos perdiendo todo. Te digo esto y en seguida me asusto: en los últimos días estuviste no solamente muy tierna conmigo sino también benévola e indulgente, pero no debo irritarte con melancolía; de todos modos cuando abra el sobre de tu carta (espero, por favor que me escribas) temblaré un poco. Ojalá que no me escribas diciéndome que todo se acabó y que es inútil seguir la correspondencia... Tú sabes que hay muchas cosas que no hicimos y que nos gustaría hacer juntos. Además, recuerda lo bien que nos entendemos cuando estamos juntos... recuerda cómo nos hemos divertido, cómo nos queremos. Y si a veces me pongo un poco sentimental, no te enojes demasiado... Me gustaría ser más inteligente o más certero, escribirte cartas maravillosas. Debo resignarme a conjugar el verbo amar, a repetir por milésima vez que nunca quise a nadie como te quiero a ti, que te admiro, que te respeto, que me gustas, que me diviertes, que me emocionas, que te adoro. Que el mundo sin ti, que ahora me toca, me deprime y que sería muy desdichado de no encontrarnos en el futuro. Te beso, mi amor, te pido perdón por mis necedades."

Carta de amor de Adolfo Bioy Casares a Elena Garro

"Mi querido y estimado dueño de mi corazón."


En 1804 Mariano Moreno se encontraba estudiando Derecho en Chuquisaca (actual Bolivia), ciudad del norte del Virreinato del Río de la Plata, cercana al valioso metal que supo darle nombre a su río. Los negocios de platería iluminaban las calles de Chuquisaca, calles por las cuales solía caminar Mariano. Pero una tarde una de aquellas vidrieras supo captar su atención. Era la belleza de una joven retratada en un camafeo. Moreno sin pensarlo entró al local para averiguar su precio, pero no averiguó eso solo, también averiguo que la mujer del retrato existía y tenia 14 años. Era María Guadalupe Cuenca.
María era una mujer nacida en una familia de nombre y mucha fe. Su futuro era el de ser monja, hasta que llegó un joven abogado porteño de 26 años. Se casaron el 20 de mayo de 1804. Al año siguiente llegaron a Buenos Aires, con un hijo de ocho meses. 
En 1811 Mariano fue enviado a Inglaterra con fines diplomáticos. El objetivo era que Europa empiece a reconocer a la junta, pero ese objetivo nunca lo pudo llevarlo a cabo. Mariano Moreno murió envenenado en alta mar el 4 de marzo y su cuerpo lanzado al océano. 
Guadalupe no supo que era viuda hasta 9 meses más tarde. Mientras tanto, y sin sospechar absolutamente nada, le llegó a escribir más de 14 cartas de amor...14 cartas que nunca fueron respondidas y que nunca fueron leídas por su destinatario.

La primera es del 14 de marzo de 1811, 10 días después de que su esposo muera.

(Fragmentos)

------------------------------------------------------------------------------------
Buenos Aires 14 de Marzo de 1811
Mi querido y estimado dueño de mi corazón:

"Me alegraré que lo pases bien y que al recibo de ésta estés ya en tu gran casa con comodidad y que Dios te dé acierto en tus empresas; tu hijo y toda tu familia quedan buenos pero yo con muchas fluctuaciones y el dolor en las costillas que no se me quita (…) y así mi querido Moreno, si no te perjudicas procura venirte lo más pronto que puedas o si no hacerme llevar porque sin vos no puedo vivir, la casa me parece sin gente, no tengo gusto para nada de considerar que estés enfermo o triste sin tener tu mujer y tu hijo que te consuelen y participen de tus disgustos; ¿o quizás ya habrás encontrado alguna inglesa que ocupe mi lugar? No hagas eso, Moreno, cuando te tiente alguna inglesa acuérdate que tienes una mujer fiel a quien ofendes después de Dios."


-----------------------------------------------------------------------------------------

Buenos Aires, 20 de abril de 1811.

    Mi amado Moreno de mi corazón: 


(…)Te escribí con fecha de 10 o 11 de éste, pero vuelvo a escribirte porque no tengo día más bien empleado que el día que paso escribiéndote y quisiera tener talento y expresiones para poderte decir cuanto siente mi corazón, ay, Moreno de mi vida, qué trabajo me cuesta el vivir sin vos, todo lo que hago me parece mal hecho, hasta ahora mis pocas salidas se reducen a lo de tu madre (…) las gentes, la casa, todo me parece triste (…) van a hacer tres meses que te fuiste pero ya me parecen tres años; estas cosas que acaban de suceder con los vocales, me es un puñal en el corazón, porque veo que cada día se asegura más Saavedra en el mando, y tu partido se tira a cortar de raíz(…)  no ceso de encomendarte a Dios para que te conserve en su Gracia y nos vuelva a unir cuanto antes porque ya vos me conoces que no soy gente sino estando a tu lado; sólo Dios sabe la impresión y pesadumbre tan grande que me ha causado tu separación porque aun cuando me prevenías que pudiera ofrecérsete algún viaje, me parecía que nunca había de llegar este caso; al principio me pareció sueño y ahora me parece la misma muerte y la hubiera sufrido gustosa con tal de que no te vayas. (…) en la plaza principal están levantando una Pirámide y dicen que van a poner, en un lado la Reconquista, en otro la entrada del inglés y en el otro la instalación de la Junta, y dicen también que van a hacer fiestas Reales (…) no hay quien dé más; los han desterrado, a Mendoza, a Azcuénaga y Posadas; Larrea, a San Juan; Peña, a la punta de San Luis; Vieytes, a la misma; French, Beruti, Donado, el Dr. Vieytes y Cardoso, a Patagones; hoy te mando el manifiesto para que veas cómo mienten estos infames; Agrelo es el editor de "Gacetas" con dos mil pesos de renta, por si acaso no has recibido carta en que te prevengo que no le escribas a este vil porque anda hablando pestes de vos y adulando a Saavedra; su mujer no me ha pagado la visita que le hice, en fin, se ha declarado enemigo nuestro y ha jurado que no volverás a beber el agua del Río de la Plata; (…) Del pobre Castelli hablan incendios, que ha robado, que es borracho, que hace injusticias, no saben cómo acriminarlo (…) Saavedra y los pícaros como él son los que se aprovechan y no la patria, pues a mi parecer lo que vos y los demás patriotas trabajaron está perdido porque éstos no tratan sino de su interés particular (…) lo mejor será que me hagas llevar porque no puedo vivir sola(…).

--------------------------------------------------------------------------------------------
Buenos Aires, mayo 9 de 1811.    

    Mi amado Moreno de mi corazón:

Me alegraré que estés bien, toda la familia está bien, pero yo penando siempre con los dientes, y el dolor en las costillas, que unos días más, otros menos, me mortifica mucho, yalgunas veces me hace desconfiar de volverte a ver; esta memoria me deja sin sentidos, de pensar morirme, desamparada de mi Moreno, del único consuelo que tengo, del único padre, y del marido más querido de su mujer, y de dejar a mi Marianito, por el que te pido me hagas llevar (…) que yo iré gustosa aunque pase dos mil trabajos, porque como yo no aspiro más que a estar a tu lado, servirte, cuidarte, y quererte cada día más de lo mucho que te quiero, toda mi felicidad se funda en que vivas; y yo a tu lado, y así, día y noche, te encomiendo a Dios, para que te dé muchos años de vida, y nos veamos pronto; no me consuela otra cosa más que cuando me acuerdo las promesas que me hiciste los últimos días antes de tu salida, de no olvidarte de mí, de tratar de volver pronto, de quererme siempre, de serme fiel, porque a la hora que empieces a querer a alguna inglesa adiós Mariquita (…) yo estaré llorando como estoy, y sufriendo tu separación que me parece la muerte, expuesta a la cólera de nuestros enemigos, y vos divertido, y encantado, con tu inglesa; si tal caso sucede, como me parece que sucederá, tendré que irme aunque no quieras, para estorbarte; pero para no martirizarme más con estas cosas, haré de cuenta que he soñado, y no te me enojes de estas zonceras que te digo (…) con ésta van siete cartas y una esquela, y yo hasta ahora no he recibido ninguna tuya, y ya hace tres meses 17 días que te fuiste, por Dios Moreno escríbeme a menudo y date un lugarcito para leer mis cartas, aunque disparatadas, y no las tires sin leerlas, acordate de tu Mariquita que te quiere más que a sí misma y sobre todo lo que hay en el mundo (…) tu madre y las muchachas me acompañan mucho, Micaela y la Marcela no quieren que esté triste ni llore, Micaela se viene junto a mí y me empieza a embromar, y busca medios para distraerme (…) muchas veces me desahogo por las noches en mi cama porque hasta ahora no se pasa una sin soñar con vos; Micaela me despierta de las pesadillas que me dan (…) y miro por todos lados y no te encuentro me parece que estoy desterrada, me veo sola, digo sola porque aunque duerme Marianito, Micaela y la negra en el aposento estoy sola siempre, porque tu lugar nadie lo ocupa ni quien me alegrara como vos; ¿cuándo estaré a tu lado? ¡ay mi Moreno de mi corazón! no tengo vida sin vos, se fue mi alma y este cuerpo sin alma no puede vivir, y si quieres que viva, venite pronto, o mándame llevar (…).

-----------------------------------------------------------------------------------

Buenos Aires, 25 de mayo de 1811.    

     Mi querido Moreno de mi corazón:


Me alegraré que ésta te halle con perfecta salud como mi amor lo desea: yo, Mariano y toda la familia estamos bien, pero yo extrañándote cada día más y más, y deseando con ansia recibir carta tuya, saber de tu salud, y sentir los trabajos que habrás tenido en un viaje tan largo, ya que no te los he ayudado a pasar. Están en una gran función en acción de gracias por la instalación de la Junta(…) han hecho arcos triunfales, una Pirámide en media de la Plaza aunque no la han podido acabar, mandó la Junta que los Alcaldes de barrio pidan a los vecinos, para hacer arcos u otras cosas, que acredite el de los vecinos, y que pongan luminaria doble a más de la contribución, yo no he dado nada porque como vos no estás ni yo tango otro patriotismo sino el de mi Moreno, no hago ningún servicio a la patria con quitarme de la boca esos reales; no he ido a ninguna función desde que saliste, las muchachas quisieron llevarme pero yo no he querido ir porque no tango el corazón para eso ni puedo sufrir la presencia de los autores de nuestra separación y enemigos mortales nuestros, ni me parece que vos aprobarías que mientras estés ausente ande yo divirtiéndome, por todos estos motivos no he salido de mi casa a ninguna función, me han contado tu madre y las muchachas que ha estado el paseo muy feo, poco acompañamiento, sin embargo, de los preparativos que ha habido, a mí me parece que las gentes no están gustosas porque no se ha visto en esta función la alegría que se ha visto en otras, han habido danzas en la plaza, músicas en los arcos y seguirán cuatro noches (...) no se cansan tus enemigos de sembrar odio contra vos ni la gata flaca de la Saturnina de hablar contra vos en los estrados y echarte la culpa de todo. (…)Medrano no se cansa con todos los demás de sembrar odio contra vos, todo esto me aflige más de ver que no se contentan con que estés lejos, sino que ultrajan tu memoria y hacen cuanto pueden para arruinarte; han echado la vez que te quitan los poderes, como pudieras volver o mandarme llevar, aunque se metieran los poderes donde no les da el sol, que nos importara; te vuelvo a prevenir que no mandes cartas bajo la cubierta de la Junta (...) Marianito está bien y acaba de pedir que te vengas pronto; (…) no dejes de escribirme a menudo, y basta de guardar secretos a tu mujer que nadie los guardará mejor que yo, no te olvides de las promesas que me hiciste (…) y no te olvides de mí ni te enojes ni fastidies mis cartas, adiós mi querido Moreno, tu mujer que te ama más que a sí misma y verte desea, Maria Guadalupe Moreno. 

-------------------------------------------------------------------------------------


"No creo en la duración del amor, que se apaga con la posesión"


Al enterarse del casamiento de su sobrino, Sarmiento le escribe una carta aconsejándole no cometer semejante acto; hacerlo iría contra las bases del amor. Este es el otro lado de uno de los próceres más conservadores de la historia Argentina.

2 de Diciembre de 1843

“Vea usted, sin embargo, cómo veo yo el casamiento. No creo en la duración del amor, que se apaga con la posesión. Yo definiría esta pasión así: un deseo por satisfacerse. Parta usted del principio de que no se amarán siempre. Cuide de cultivar el aprecio de su mujer y apreciarla por sus buenas cualidades. Oiga usted esto, su felicidad depende de la observancia de este precepto: no abuse de los goces del amor; no traspase los límites de la decencia; no haga a su esposa perder el pudor a fuerza de hacerla prestarse a todo género de locura. Cada nuevo goce es una ilusión perdida para siempre; cada favor nuevo de las mujeres es un pedazo que se arranca del amor. Yo he agotado algunos amores y he concluido con mirar con repugnancia a mujeres apreciables que no tenían a mis ojos más defectos que haberme complacido demasiado.
Los amores ilegítimos tienen eso de sabroso: que siendo la mujer más independiente aguijonea nuestros deseos con la resistencia.”

"He llegado a la conclusión de que quizá usted me convenga y viceversa."


Señorita:

Usted y yo nunca fuimos presentados, pero tengo la esperanza de que me conozca de vista. Voy a darle un dato: yo soy ese tipo despeinado, de corbata moñita y saco a cuadros, que sube todos los días frente a Villa Dolores en el 141 que usted ya ha tomado en Rivera y Propios. ¿Me reconoce ahora? Como quizá se haya dado cuenta, hace cuatro años que la vengo mirando. Primero con envidia porque usted venía sentada y yo en cambio casi a upa de ese señor panzudo que sube en mi misma parada y que me va tosiendo en el pescuezo hasta Dieciocho y Yaguardón. Después con curiosidad, porque, claro, usted no es como las otras: es bastante más gorda. Y por último con creciente interés porque creo modestamente que usted puede ser mi solución y yo la suya. Paso a explicarme.

Antes que nada, voy a pedirle encarecidamente que no se ofenda, porque así no vale. Voy a expresarme con franqueza y chau. Usted no necesita que le aclare que no soy lo que se dice un churro, así como yo no necesito que Ud. Me diga que no es Miss Universo. Los dos sabemos lo que somos ¿verdad? ¡Fenómeno! Así quería empezar. Bueno, no se preocupe por eso. Si bien yo llevo la ventaja de que existe un refrán que dice: «El hombre es como el oso, cuanto más feo más hermoso» y usted en cambio la desventaja de otro, aún no oficializado, que inventó mi sobrino: «La mujer gorda en la boda, generalmente incomoda», fíjese sin embargo que mi cara de pollo mojado hubiera sido un fracaso en cualquier época y en cambio su rolliza manera de existir hubiera podido tener en otros tiempos un considerable prestigio. Pero hoy en día el mundo está regido por factores económicos, y la belleza también. Cualquier flaca perchenta se viste con menos plata que usted, y en ésta, créame, la razón de que los hombres las prefieran.

Claro que también el cine tiene su influencia, ya que Hollywood ha gustado siempre de las flacas, pero ahora, con la pantalla ancha, quizá llegue una oportunidad para sus colegas. Si le voy a ser recontrafranco, le confesaré que a mí también me gustan más las delgaditas; tienen no sé qué cosa viboresca y fatigosa que a uno le pone de buen humor y en primavera lo hace relinchar. Pero, ya que estamos en tren de confidencias, le diré que las flacas me largan al medio, no les caigo bien ¿sabe? ¿Recuerda ésa peinada a lo Audrey Hepburn que sube en Bulevar, que los muchachos del ómnibus le dicen “Nacional” porque adelante no tiene nada? Bueno, a ésa le quise hablar a la altura de Sarandi y Zabala y allí mismo me encajó un codazo en el hígado que no lo arreglo con ningún colagogo. Yo sé que usted tiene un problema por el estilo: es evidente que le gustan los morochos de ojos verdes. Digo que es evidente, porque he observado con cierto detenimiento las babosas miradas de ternero mamón que usted le consagra a cierto individuo con esas características que sufre frente al David. Ahora bien, él no le habrá dado ningún codazo pero yo tengo registrado que la única vez que se dio cuenta de que usted le consagraba su respetable interés, el tipo se encogió de hombros e hizo con las manos el clásico gesto de ula Marula. De modo que su situación y la mía son casi gemelas.

Dicen que el que la sigue la consigue, pero usted y yo la hemos seguido y no la hemos conseguido. Así que he llegado a la conclusión de que quizá usted me convenga y viceversa. ¿No le tiene miedo a una vejez solitaria? ¿No siente pánico cuando se imagina con treinta años más de gobiernos batllistas, mirándose al espejo y reconociendo sus mismas voluminosas formas de ahora, pero mucho más fofas y esponjosas, con arruguitas aquí y allá, y acaso algún lobanillo estratégico? ¿No sería mejor que para esa época estuviéramos uno junto al otro, leyéndonos los avisos económicos o jugando a la escoba del quince? Yo creo sinceramente que a usted le conviene aprovechar su juventud, de la cual está jugando ahora el último alargue. No le ofrezco pasión, pero le prometo llevarla una vez por semana al cine de barrio para que usted no descuide esa zona de su psiquis. No le ofrezco una holgada posición económica, pero mis medios no son tan reducidos como para no permitirnos interesantes domingos en la playa o en el Parque Rodó.
No le ofrezco una vasta cultura pero sí una atenta lectura de Selecciones, que hoy en día sustituye a aquélla con apreciable ventaja. Poseo además especiales conocimientos en filatelia (que es mi hobby) y en el caso de que a usted le interese este rubro, le prometo que tendremos al respecto amenísimas conversaciones. ¿Y usted qué me ofrece, además de sus kilos, que estimo en lo que valen? Me gustaría tanto saber algo de su vida interior, de sus aspiraciones. He observado que le gusta leer los suplementos femeninos, de modo que en el aspecto de su inquietud espiritual, estoy tranquilo. Pero, ¿qué más? ¿Juega a la quiniela, le agrada la fainá, le gusta Olinda Bozán? No sé por qué, pero tengo la impresión de que vamos a congeniar admirablemente. Esta carta se la dejo al guarda para que se la entregue. Si su respuesta es afirmativa, traiga puestos mañana esos clips con frutillas que le quedan tan monos. Mientras tanto, besa sus guantes su respetuoso admirador.

(Mario Benedetti)

"Llevo un año herido por el dardo de vuestro cariño"


Enrique VIII, sin lugar a dudas, fue el más emblemático rey ingles de la dinastía Tudor. 
Imposible no distinguirlo por su imagen de gordura y mirada penetrante, o su ruptura con la iglesia católica. Pero quizás lo que más lo caracterizó, fue su gusto insaciable de esposas.
Enrique se casó 6 veces. Tenía la debilidad de convertir a sus amantes en reinas consorte. Pero claro está, que cuando alguna lo irritaba, la mandaba a que le corten la cabeza. La primera que sufrió esta suerte fue Ana Bolena.
Bolena era cortesana de su primera esposa, Catalina de Aragón. Y como buena cortesana, supo utilizar sus recursos para seducir al rey. Sin embargo el gran logro de Ana Bolena no fue ser una amante más del rey, si no lograr ser la esposa del mismo. Tengamos en cuenta que la iglesia no aceptaba el divorcio y era imposible que el rey se volviera a casar. Por lo tanto Ana convenció a Enrique de que rompiera relación con la iglesia católica. Finalmente la cortesana logra casarse,  convertirse en reina y dejar de ser una amante más del rey.


De Enrique VIII a Ana Bolena

Meditando acerca del contenido de vuestras últimas cartas, me veo acosado por mil pensamientos torturadores y sin saber a qué atenerme, ya que en unas frases creo descubrir una satisfacción y en otras todo lo contrario. Yo os ruego encarecidamente me digáis cuáles son vuestras intenciones respecto del amor que existe entre los dos.

Necesito a toda costa una respuesta, ya que llevo un año herido por el dardo de vuestro cariño y sin tener aún la seguridad de si hallaré o dejaré de hallar un lugar en vuestro corazón y afecto.

Esta incertidumbre me ha privado últimamente del placer de llamaros dueña mía, ya que no me profesáis más que un cariño común y corriente; pero si estáis dispuesta a cumplir los deberes de una amante fiel, entregándoos en cuerpo y alma a este leal servidor vuestro, si vuestro rigor no me lo prohíbe, yo os prometo que recibiréis no sólo el nombre de dueña mía, sino que apartaré de mi lado a cuantas hasta ahora han compartido con vos mis pensamientos y mi afecto y me dedicaré a serviros a vos sola.

Rendidamente suplico una contestación para esta mi carta, pues anhelo saber hasta dónde y para qué puedo contar con vos.

Si no os fuera grato contestar por escrito, indicadme algún lugar donde pueda recibir la respuesta de palabra, y yo acudiré con todo mi corazón.

No sigo por temor a cansaros.

Escrito de mano de quien no desea ser sino vuestro,

E. Rex.” 
---------------------------------------------------------------------------------------------------------
De Ana Bolena a Enrique VIII

"Os doy las gracias de todo corazón por un presente de tan alto valor que ninguna otra cosa podría igualarlo, no sólo por el valioso diamante y la nave en la que se mece la solitaria doncella, sino muy principalmente por el significado que encierra y la humilde sumisión que supone vuestra bondad hacia mí.

“Creo que me sería muy difícil hallar ocasión para merecerlo si no me asistiera en tal empeño vuestra bondad y favor, los que deseo obtener y preservar por todos los medios a mi alcance; tal es mi firme intención y esperanza según el lema aut illic aut nullibi.

Las demostraciones de vuestro afecto son de tal categoría, y los elevados pensamientos de vuestra carta hállanse tan cordialmente expresados, que me obligan a honraros, amaros y serviros sinceramente y para siempre, rogándoos que continuéis firme en el mismo propósito y asegurándoos que, por lo que a mí incumbe, no sólo he de corresponderos debidamente, sino rebasaros en lealtad de corazón, si ello fuera posible.

Igualmente deseo que, si alguna vez con anterioridad a esta fecha os hubiera de algún modo ofendido, me dierais la misma absolución que de mí solicitáis, asegurándoos que, de aquí en adelante, mi corazón sólo a vos estará dedicado. ¡Ojala pudiera también estarlo mi cuerpo todo! Y así será, queriéndolo Dios, a quien he de rogar diariamente con tal objeto, en la esperanza de que mis plegarias serán al fin escuchadas.

Deseando que el tiempo que haya de transcurrir sea escaso, aunque a mí ha de parecerme largo con exceso.

Escrito de mano del secretario que de alma, cuerpo y voluntad es

Vuestro leal y más seguro servidor