En 1804 Mariano Moreno se encontraba estudiando Derecho en Chuquisaca (actual Bolivia), ciudad del norte del Virreinato del Río de la Plata, cercana al valioso metal que supo darle nombre a su río. Los negocios de platería iluminaban las calles de Chuquisaca, calles por las cuales solía caminar Mariano. Pero una tarde una de aquellas vidrieras supo captar su atención. Era la belleza de una joven retratada en un camafeo. Moreno sin pensarlo entró al local para averiguar su precio, pero no averiguó eso solo, también averiguo que la mujer del retrato existía y tenia 14 años. Era María Guadalupe Cuenca.
María era una mujer nacida en una familia de nombre y mucha fe. Su futuro era el de ser monja, hasta que llegó un joven abogado porteño de 26 años. Se casaron el 20 de mayo de 1804. Al año siguiente llegaron a Buenos Aires, con un hijo de ocho meses.
María era una mujer nacida en una familia de nombre y mucha fe. Su futuro era el de ser monja, hasta que llegó un joven abogado porteño de 26 años. Se casaron el 20 de mayo de 1804. Al año siguiente llegaron a Buenos Aires, con un hijo de ocho meses.
En 1811 Mariano fue enviado a Inglaterra con fines diplomáticos. El objetivo era que Europa empiece a reconocer a la junta, pero ese objetivo nunca lo pudo llevarlo a cabo. Mariano Moreno murió envenenado en alta mar el 4 de marzo y su cuerpo lanzado al océano.
Guadalupe no supo que era viuda hasta 9 meses más tarde. Mientras tanto, y sin sospechar absolutamente nada, le llegó a escribir más de 14 cartas de amor...14 cartas que nunca fueron respondidas y que nunca fueron leídas por su destinatario.
La primera es del 14 de marzo de 1811, 10 días después de que su esposo muera.
(Fragmentos)
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Buenos Aires 14 de Marzo de 1811
Mi querido y estimado dueño de mi corazón:
"Me alegraré que lo pases bien y que al recibo de ésta estés ya en tu gran casa con comodidad y que Dios te dé acierto en tus empresas; tu hijo y toda tu familia quedan buenos pero yo con muchas fluctuaciones y el dolor en las costillas que no se me quita (…) y así mi querido Moreno, si no te perjudicas procura venirte lo más pronto que puedas o si no hacerme llevar porque sin vos no puedo vivir, la casa me parece sin gente, no tengo gusto para nada de considerar que estés enfermo o triste sin tener tu mujer y tu hijo que te consuelen y participen de tus disgustos; ¿o quizás ya habrás encontrado alguna inglesa que ocupe mi lugar? No hagas eso, Moreno, cuando te tiente alguna inglesa acuérdate que tienes una mujer fiel a quien ofendes después de Dios."
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Buenos Aires, 20 de abril de 1811.
Mi amado Moreno de mi corazón:
(…)Te escribí con fecha de 10 o 11 de éste, pero vuelvo a escribirte porque no tengo día más bien empleado que el día que paso escribiéndote y quisiera tener talento y expresiones para poderte decir cuanto siente mi corazón, ay, Moreno de mi vida, qué trabajo me cuesta el vivir sin vos, todo lo que hago me parece mal hecho, hasta ahora mis pocas salidas se reducen a lo de tu madre (…) las gentes, la casa, todo me parece triste (…) van a hacer tres meses que te fuiste pero ya me parecen tres años; estas cosas que acaban de suceder con los vocales, me es un puñal en el corazón, porque veo que cada día se asegura más Saavedra en el mando, y tu partido se tira a cortar de raíz(…) no ceso de encomendarte a Dios para que te conserve en su Gracia y nos vuelva a unir cuanto antes porque ya vos me conoces que no soy gente sino estando a tu lado; sólo Dios sabe la impresión y pesadumbre tan grande que me ha causado tu separación porque aun cuando me prevenías que pudiera ofrecérsete algún viaje, me parecía que nunca había de llegar este caso; al principio me pareció sueño y ahora me parece la misma muerte y la hubiera sufrido gustosa con tal de que no te vayas. (…) en la plaza principal están levantando una Pirámide y dicen que van a poner, en un lado la Reconquista, en otro la entrada del inglés y en el otro la instalación de la Junta, y dicen también que van a hacer fiestas Reales (…) no hay quien dé más; los han desterrado, a Mendoza, a Azcuénaga y Posadas; Larrea, a San Juan; Peña, a la punta de San Luis; Vieytes, a la misma; French, Beruti, Donado, el Dr. Vieytes y Cardoso, a Patagones; hoy te mando el manifiesto para que veas cómo mienten estos infames; Agrelo es el editor de "Gacetas" con dos mil pesos de renta, por si acaso no has recibido carta en que te prevengo que no le escribas a este vil porque anda hablando pestes de vos y adulando a Saavedra; su mujer no me ha pagado la visita que le hice, en fin, se ha declarado enemigo nuestro y ha jurado que no volverás a beber el agua del Río de la Plata; (…) Del pobre Castelli hablan incendios, que ha robado, que es borracho, que hace injusticias, no saben cómo acriminarlo (…) Saavedra y los pícaros como él son los que se aprovechan y no la patria, pues a mi parecer lo que vos y los demás patriotas trabajaron está perdido porque éstos no tratan sino de su interés particular (…) lo mejor será que me hagas llevar porque no puedo vivir sola(…).
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Buenos Aires, mayo 9 de 1811.
Mi amado Moreno de mi corazón:
Me alegraré que estés bien, toda la familia está bien, pero yo penando siempre con los dientes, y el dolor en las costillas, que unos días más, otros menos, me mortifica mucho, yalgunas veces me hace desconfiar de volverte a ver; esta memoria me deja sin sentidos, de pensar morirme, desamparada de mi Moreno, del único consuelo que tengo, del único padre, y del marido más querido de su mujer, y de dejar a mi Marianito, por el que te pido me hagas llevar (…) que yo iré gustosa aunque pase dos mil trabajos, porque como yo no aspiro más que a estar a tu lado, servirte, cuidarte, y quererte cada día más de lo mucho que te quiero, toda mi felicidad se funda en que vivas; y yo a tu lado, y así, día y noche, te encomiendo a Dios, para que te dé muchos años de vida, y nos veamos pronto; no me consuela otra cosa más que cuando me acuerdo las promesas que me hiciste los últimos días antes de tu salida, de no olvidarte de mí, de tratar de volver pronto, de quererme siempre, de serme fiel, porque a la hora que empieces a querer a alguna inglesa adiós Mariquita (…) yo estaré llorando como estoy, y sufriendo tu separación que me parece la muerte, expuesta a la cólera de nuestros enemigos, y vos divertido, y encantado, con tu inglesa; si tal caso sucede, como me parece que sucederá, tendré que irme aunque no quieras, para estorbarte; pero para no martirizarme más con estas cosas, haré de cuenta que he soñado, y no te me enojes de estas zonceras que te digo (…) con ésta van siete cartas y una esquela, y yo hasta ahora no he recibido ninguna tuya, y ya hace tres meses 17 días que te fuiste, por Dios Moreno escríbeme a menudo y date un lugarcito para leer mis cartas, aunque disparatadas, y no las tires sin leerlas, acordate de tu Mariquita que te quiere más que a sí misma y sobre todo lo que hay en el mundo (…) tu madre y las muchachas me acompañan mucho, Micaela y la Marcela no quieren que esté triste ni llore, Micaela se viene junto a mí y me empieza a embromar, y busca medios para distraerme (…) muchas veces me desahogo por las noches en mi cama porque hasta ahora no se pasa una sin soñar con vos; Micaela me despierta de las pesadillas que me dan (…) y miro por todos lados y no te encuentro me parece que estoy desterrada, me veo sola, digo sola porque aunque duerme Marianito, Micaela y la negra en el aposento estoy sola siempre, porque tu lugar nadie lo ocupa ni quien me alegrara como vos; ¿cuándo estaré a tu lado? ¡ay mi Moreno de mi corazón! no tengo vida sin vos, se fue mi alma y este cuerpo sin alma no puede vivir, y si quieres que viva, venite pronto, o mándame llevar (…).
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Buenos Aires, 25 de mayo de 1811.
Mi querido Moreno de mi corazón:
Me alegraré que ésta te halle con perfecta salud como mi amor lo desea: yo, Mariano y toda la familia estamos bien, pero yo extrañándote cada día más y más, y deseando con ansia recibir carta tuya, saber de tu salud, y sentir los trabajos que habrás tenido en un viaje tan largo, ya que no te los he ayudado a pasar. Están en una gran función en acción de gracias por la instalación de la Junta(…) han hecho arcos triunfales, una Pirámide en media de la Plaza aunque no la han podido acabar, mandó la Junta que los Alcaldes de barrio pidan a los vecinos, para hacer arcos u otras cosas, que acredite el de los vecinos, y que pongan luminaria doble a más de la contribución, yo no he dado nada porque como vos no estás ni yo tango otro patriotismo sino el de mi Moreno, no hago ningún servicio a la patria con quitarme de la boca esos reales; no he ido a ninguna función desde que saliste, las muchachas quisieron llevarme pero yo no he querido ir porque no tango el corazón para eso ni puedo sufrir la presencia de los autores de nuestra separación y enemigos mortales nuestros, ni me parece que vos aprobarías que mientras estés ausente ande yo divirtiéndome, por todos estos motivos no he salido de mi casa a ninguna función, me han contado tu madre y las muchachas que ha estado el paseo muy feo, poco acompañamiento, sin embargo, de los preparativos que ha habido, a mí me parece que las gentes no están gustosas porque no se ha visto en esta función la alegría que se ha visto en otras, han habido danzas en la plaza, músicas en los arcos y seguirán cuatro noches (...) no se cansan tus enemigos de sembrar odio contra vos ni la gata flaca de la Saturnina de hablar contra vos en los estrados y echarte la culpa de todo. (…)Medrano no se cansa con todos los demás de sembrar odio contra vos, todo esto me aflige más de ver que no se contentan con que estés lejos, sino que ultrajan tu memoria y hacen cuanto pueden para arruinarte; han echado la vez que te quitan los poderes, como pudieras volver o mandarme llevar, aunque se metieran los poderes donde no les da el sol, que nos importara; te vuelvo a prevenir que no mandes cartas bajo la cubierta de la Junta (...) Marianito está bien y acaba de pedir que te vengas pronto; (…) no dejes de escribirme a menudo, y basta de guardar secretos a tu mujer que nadie los guardará mejor que yo, no te olvides de las promesas que me hiciste (…) y no te olvides de mí ni te enojes ni fastidies mis cartas, adiós mi querido Moreno, tu mujer que te ama más que a sí misma y verte desea, Maria Guadalupe Moreno.
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