Al enterarse del casamiento de su sobrino, Sarmiento le escribe una carta aconsejándole no cometer semejante acto; hacerlo iría contra las bases del amor. Este es el otro lado de uno de los próceres más conservadores de la historia Argentina.
2 de Diciembre de 1843
“Vea usted, sin embargo, cómo veo yo el casamiento. No creo en la duración del amor, que se apaga con la posesión. Yo definiría esta pasión así: un deseo por satisfacerse. Parta usted del principio de que no se amarán siempre. Cuide de cultivar el aprecio de su mujer y apreciarla por sus buenas cualidades. Oiga usted esto, su felicidad depende de la observancia de este precepto: no abuse de los goces del amor; no traspase los límites de la decencia; no haga a su esposa perder el pudor a fuerza de hacerla prestarse a todo género de locura. Cada nuevo goce es una ilusión perdida para siempre; cada favor nuevo de las mujeres es un pedazo que se arranca del amor. Yo he agotado algunos amores y he concluido con mirar con repugnancia a mujeres apreciables que no tenían a mis ojos más defectos que haberme complacido demasiado.
Los amores ilegítimos tienen eso de sabroso: que siendo la mujer más independiente aguijonea nuestros deseos con la resistencia.”
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