miércoles, 2 de mayo de 2012

"A mis ojos ninguna mujer puede compararse contigo."





Carta de amor de Pablo Neruda a Albertina Rosa.

Mi niña netocha, no pensaba escribirte hasta que me contestaras mis cartas anteriores, pero, es de noche, hace calor, no puedo dormir.
Tu bello retrato está sobre mi mesa de noche: le hice hacer un marco de madera preciosa: tamarindo, y tus ojos, que creí no irían a verme nunca más me miran noche y día. Es extraño que vuelva a escribirte de esta manera cuando no sé nada de ti, ni de que piensas de mí. Pero, en verdad, todo este largo tiempo has estado cerca de mí, y tu recuerdo me dolía a veces como una herida.
[…] Me estoy cansando de la soledad, y si tú no vienes, trataré de casarme con alguna otra. ¿Te parece eso brutal? No, lo brutal sería que tú no vinieras.
Sabes que tengo cierta pequeña situación social anexa al “Señor Cónsul” y me es fácil notar que esto produce cierta expectación entre las mamás (que a veces tienen lindas hijas). Pero, ¡Oyemé! Nunca he querido a nadie sino a ti, Albertina.
A mis ojos ninguna mujer puede compararse contigo. ¿Estás contenta? […] Cada día, y cada hora de cada día, me pregunto: ¿Vendrá?
Puedes imaginarte que no sé nada de Chile: no recibo ni diarios ni cartas.
Espero recibir bien pronto tus cartas y estar tranquilo contigo o sin ti.
No es verdad, tranquilo sólo contigo y si me quieres.
Tu Pablo.

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