Carta de Aurelia Vélez donde recuerda a su amado Sarmiento al enterarse de la creación de
su estatua en Palermo.
“…ese fue mi hombre. Yo lo abracé y lo besé. Apoyé mi cabeza sobre su
pecho y él la sostuvo con esas manos enormes y fuertes. Compartí sus incertidumbres
y sus angustias. Lo vi dudar y alegrarse. Tuvimos miedo y muchas veces lloramos
juntos. Y ahora quedará hecho estatua en medio de esos árboles de los que
tantas veces me habló y que yo misma lo vi plantar. No, no quiero verlo
convertido en bronce…”
No hay comentarios:
Publicar un comentario