Mi
amor, hoy me acordé de tí aunque no lo mereces tengo que reconocer que
te amo. Cómo olvidar aquel día cuando te pregunté sobre mis cuadros por
vez primera. Yo, chiquilla tonta; tu, gran señor con mirada lujuriosa me
diste la respuesta aquella, para mi satisfacción por verme feliz, sin
conocerme siquiera me animaste a seguir adelante. Mi Diego del alma
recuerda que siempre te amaré aunque no estés
a mi lado. Yo, en mi soledad te digo, amar no es pecado a Dios. Amor, aún
te digo si quieres regresa, que siempre te estaré esperando. Tu
ausencia me mata, haces de tu recuerdo una virtud. Tu eres el Dios
inexistente cada vez que tu imagen se me revela. Le pregunto a mi corazón
por qué tu y no algún otro. Suyo del alma mía.
Frida K.