Dylan Thomas a su esposa Caitlin.
“Oh, por qué, por qué no lo arreglamos de alguna manera que
salgamos juntos de este desbastador, insano, demoníacamente ruidoso, rugidor
continente. Habría podido arreglarlo de alguna manera. Por qué, oh, por qué,
pensé que podría vivir, que podría llegar a vivir, cómo pude pensar en vivir
todos éstos torturantes, interminables meses, que se repiten como eco sin ti…He
conducido por lo que pareció, y probablemente fue, miles de kilómetros,
iluminados adelante. Los caminos inmensamente abigarrados de la región más baja
de estos malditos, de ciudad en ciudad. Colegio en colegio, universidad en
universidad, hotel en hotel, y todo lo que deseo es poder abrazarla en
Laugharne, Carmarthenshire”.
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