jueves, 19 de abril de 2012

"Mi corazón y yo nos rendimos en vuestras manos."




 Carta de amor de Enrique VIII a Ana Bolena


Mi señora y mi amiga:

Mi corazón y yo nos rendimos en vuestras manos y suplicamos que nos encomienden a vuestra gentileza, y que a causa de la ausencia vuestro afecto no disminuya hacia nosotros, porque eso aumentaría nuestro dolor, lo que sería una gran pena, puesto que la ausencia ya da el suficiente, mucho más del que nunca pensé que se podría sentir. Esto trae a mi mente un hecho de la astronomía, el de que cuanto más lejos se encuentran los polos del Sol, no obstante, más abrasador es el calor. Lo mismo ocurre con nuestro amor: la ausencia ha puesto distancia entre nosotros; sin embargo, el fervor aumenta, al menos por mi parte. Espero lo mismo de vos, asegurándoos que en mi caso la angustia de la ausencia es tan grande que sería intolerable si no fuera por la firme esperanza que tengo en vuestro afecto imperecedero por mí. Para recordároslo y porque no puedo estar en persona en vuestra presencia, os envío la cosa que se aproxima lo máximo posible, es decir, mi retrato, y el objeto, que ya conocéis, dispuesto en un brazalete, deseando estar en su lugar cuando os plazca. De la mano de vuestro sirviente y amigo,

E. R.

No hay comentarios:

Publicar un comentario