Jane Clairmont a Lord Byron
“Usted me dice que le escriba
brevemente y tengo mucho que decir. Usted también me incita a creer que era un
capricho el que hizo que yo amara ser un accesorio para usted. No puede ser un
capricho puesto que usted ha sido para mí el año pasado el objeto de meditación
al cual dediqué cada momento solitario. No espero que usted me ame, yo no soy
digna de su amor. Siento que usted es superior, con todo para mi sorpresa, para
mi felicidad, usted reveló pasiones que había creído no vivirían largamente en
su pecho.
¿Tendré también que arrepentirme
por querer experimentar el deseo de la felicidad? ¿Rechazarla cuando se ofrece?
Puedo aparecer a usted
imprudente, viciosa; mis opiniones detestables, mi teoría depravada; pero una
cosa, por lo menos, le demostrará el tiempo: que lo amo dulcemente y con
afecto, que yo soy incapaz de cualquier cosa que se acerque al sentimiento de
venganza o maldad. Le aseguro, en el futuro su voluntad será la mía, y todo que
usted quiera hacer o decir, no lo cuestionaré.”
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