miércoles, 29 de agosto de 2012

"¡Qué tirano tan dulce eres tú!"







Gabriela mistral a Manuel Magallanes Moure


Este no es amor sano, Manuel, es ya cosa de desequilibrio, de vértigo. ¡Y en mi cara beatífica, y en mi serenidad de abadesa! ¡Qué decires de amor los tuyos!
Tienen que dejar así, agotada, agonizante. Tu dulzura es temible: dobla, arrolla, torna el alma como un harapo fláccido y hace de ella lo que la fuerza, la voluntad de dominar no conseguirán.  Manuel, ¡qué tirano tan dulce eres tú! Manuel, ¡cómo te pertenezco de toda pertenencia, cómo me dominas de toda dominación! ¿Qué más quieres que te dé, Manuel, qué más?
Manuel, yo espero la dicha de ti. Yo espero vivir contigo un momento supremo que pueda yo revivir en el recuerdo por cien años más de mi vida, sacando de esa visión divinización, dicha, para todo el resto del camino. Manuel, no puedo amarte más. ¿No lo comprendes así?  ¿Pides más aún?
En los labios mucho tiempo.

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