viernes, 9 de marzo de 2012

"Dejar a usted por el general Bolívar es algo, dejar a otro marido sin las cualidades de usted, sería nada."

Esta es una carta que Manuela Saenz le escribe a su esposo ingles, del cual nunca estuvo enamorada. En la misma, intenta hacerle entender que no lo quiere más y que es Simón Bolívar el hombre de su vida.


Octubre de 1823


¡No, no, no, no más, hombre, por Dios ¿Por qué hacerme usted escribir faltando a mi resolución? ¿Y Vamos, qué adelanta usted? sino hacerme pasar por el dolor de decir a usted 1.000 veces NO. Señor, usted es excelente, es inimitable... jamás diré otra cosa sino lo que es usted; pero mi amigo, dejar a usted por el general Bolívar es algo, dejar a otro marido sin las cualidades de usted, sería nada. ¿Y usted cree que yo, después de ser la querida de este señor por 1 año y con la seguridad de poseer su corazón prefiriese ser la mujer del Padre, Hijo o Espíritu Santo? ¡E! Ni la Santísima Trinidad ? Y Si algo siento es que no haya sido usted mejor para haberlo dejado.

Yo sé muy bien que nada puede unirme a él bajo los auspicios de lo que usted llama honor. ¿Y me cree usted menos honrada por ser mi amante y no mi marido? ¡A! Yo no vivo de las preocupaciones sociales inventadas para atormentarse mutuamente. Déjeme usted, mi querido inglés. Hagamos otra cosa. En el cielo nos volveremos a casar, pero en la tierra NO. ¿Cree usted este convenio malo? Entonces diría yo que era usted muy descontento, en la Patria celestial pasaremos una vida angelical y toda espiritual (pues como hombre, usted es pesado) allí todo será a la inglesa pues la vida monótona está reservada a su nación. En amores digo pues en lo demás quién más ágiles para comercio y marina, el amor les acomoda sin placeres, la conversación sin gracia y el caminado despacio, saludar, con reverencia; levantarse y sentarse con cuidado, la chanza sin risa, estas son formalidades divinas; pero yo, miserable mortal, que me río de mí misma, de usted, de estas seriedades inglesas, qué mal me iría en el cielo, tan mal como si fuesea a vivir en Inglaterra o Constantinopla, pues me deben estos lugares el concepto de tiranos con las mujeres, aunque no lo fue conmigo, pero si fue más celoso que un portugués, eso no lo quiero yo…

… ¿no tengo buen gusto? Basta de chanzas formalmente y sin reírme y con toda la seriedad, verdad, pureza de una inglesa digo que no me juntaré más con usted. Usted anglicano y yo atea es el más fuerte impedimento religioso, el que estoy amando a otro y no a usted, es el mayor y más fuerte, no ve usted con qué formalidad piensa su invariable amiga.

Manuela

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