Cuando Henry Miller contaba 84 años y, según sus propias palabras, era una "ruina física", conoció a Brenda Venus, una joven actriz y bailarina de 20 años con la que mantuvo una relación de amor-amistad que duró hasta su muerte.
Durante este tiempo se escribieron más de 1.500 cartas (llegó a escribirle tres o cuatro en el mismo día), en las que se alternan cartas de amor apasionado al más puro estilo "anatómico"con otras en las que ejerce de guía y mentor.
Carta de amor de Henry Miller a Brenda Venus
Me gustaría poder escribirte en ruso, en azteca , en armenio y en iraní.
Porque eres ilimitada. Eres lo que los griegos llaman `nada en
moderación`. Eres Mona, Anaïs, Lisa, tout le monde, todas combinadas.
Fuego, aire, tierra, océano, cielo y estrellas.
Y ahora un hombre de 87 años, locamente enamorado de una mujer joven que me escribe las más extraordinarias cartas, que me ama a morir, que me mantiene vivo y enamorado (un perfecto amor por vez primera) que me escribe tan profundas y emocionantes reflexiones que me siento feliz y confuso como sólo un adolescente podría estarlo. Pero por encima de todo, agradecido, y afortunado. ¿Merezco realmente tan hermosos elogios como tú me dedicas? Haces que me pregunte quién soy exactamente, si me conozco en realidad y qué soy. Me tienes en el misterio. Por lo cual aún te amo más. Caigo de rodillas y rezo por ti, te bendigo con la poca santidad que hay en mí. Viaja feliz, mi queridísima Brenda y no lamentes nunca este romance a mitad de tu joven vida. Los dos hemos sido bendecidos. No somos de este mundo. Somos las estrellas y el universo de más allá.
Larga vida a Brenda Venus. ¡Dios le conceda dicha, plenitud y amor eterno!
Y ahora un hombre de 87 años, locamente enamorado de una mujer joven que me escribe las más extraordinarias cartas, que me ama a morir, que me mantiene vivo y enamorado (un perfecto amor por vez primera) que me escribe tan profundas y emocionantes reflexiones que me siento feliz y confuso como sólo un adolescente podría estarlo. Pero por encima de todo, agradecido, y afortunado. ¿Merezco realmente tan hermosos elogios como tú me dedicas? Haces que me pregunte quién soy exactamente, si me conozco en realidad y qué soy. Me tienes en el misterio. Por lo cual aún te amo más. Caigo de rodillas y rezo por ti, te bendigo con la poca santidad que hay en mí. Viaja feliz, mi queridísima Brenda y no lamentes nunca este romance a mitad de tu joven vida. Los dos hemos sido bendecidos. No somos de este mundo. Somos las estrellas y el universo de más allá.
Larga vida a Brenda Venus. ¡Dios le conceda dicha, plenitud y amor eterno!
hola
ResponderEliminarQué pareja valiente y feliz!
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