domingo, 11 de marzo de 2012

"No me escribas nunca, pues bien, todavía te amaré diez veces mas."





A la ciudadana Bonaparte, en casa de la ciudadana Beauharnais, calle de Chantereyne, nº6, París


Mi querida amiga:

He recibido todas tus cartas, pero ninguna ha causado en mí la impresión en que tú ultima: y ¿piensas tú, mi adorable amiga, seguir escribiéndome en estos términos? ¿Juzgas, que no es ya bastante cruel mi estado para que intentes acrecer todavía mis penas y afligir mi alma? ¡Que estilo!¡ Que sentimientos pintas! Son de fuego y abrasan mi pobre corazón. Mi única Josefina, lejos de ti no hay alegría, lejos de ti el mundo es un desierto donde vivo aislado y sin el placer de desahogarme en la amistad. Tú me has robado más que el alma, tú eres el único pensamiento de mi vida. [...]


Ámame como a tus ojos, pero no es suficiente… Ámame como a ti ,más que a ti, más que a tu espíritu, que a tu vida, que a todo… Dulce amiga, perdóname: deliro [...]


Me acuesto sin ti, dormiré sin ti, y te lo ruego, déjame dormir. Muchas veces te estrecho entre mis brazos. ¡Delicioso sueño! Pero despierto y no estás tú.


Te he causado tantos pesares que no se como expiarlos. Te acuso de permanecer en París, y estás allí enferma. Perdóname, mi buena amiga, pero el amor que me has inspirado me quita la razón y no volveré jamás a recobrarla, porque esta enfermedad es incurable.


Todos mis pensamientos están concentrados en tu alcoba,en tu lecho. Tu enfermedad es el objeto que me ocupa día y noche. Estoy sin apetito, sin sueño, sin interés por la gloria , ni tampoco por la patria. Para mi el mundo se ha convertido en polvo, ya no existe [...]


En fin, mi incomparable amiguita, voy a descubrirte mi secreto, haz burla de mí, permanece en París, admite amantes, que todo el mundo lo sepa. No me escribas nunca, pues bien, todavía te amaré diez veces mas.


¡Sí, esto es en mi una locura, un delirio, una fiebre!¡ Sí, nunca sanare de el!¡ Sí, por dios,curaré!, pero no me digas que estas enferma, no procures justificarte. Dios mio, yo te perdono, te amo hasta la extravagancia, y mi corazón nunca cesara de adorar a su amiga.


Adios, querida mia, un beso en los labios y otro en el corazón.


Bonaparte

 

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